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martes, 19 de abril de 2011

Perdón

Me enseñaron a pedir perdón
pero no a perdonarme a mí mismo.
Aprendí a tener a mano una disculpa
para cuando me atreviera a ser quien soy
Asumí que el perdón no es más que una tregua temporal
y la humildad una camisa de seda blanca
siempre a tono con los trajes del orgullo.
Perdoné,
fui perdonado
pero guardé a recaudo en la memoria
el debe y el haber de cada cuenta saldada en falso.

Ahora mi ser sopesa
una lápida con la palabra perdón escrita con cenizas
que guarda las flores que nunca recibí,
las cartas que no leyeron,
las disculpas esculpidas con voz de sangre,
los abrazos sin tacto,
las legañas que debieron ser lágrima,
los silencios que pesan como aullidos de plomo.

Perdón por profanar la tumba de la resignación,
por abrir la jaula a los canarios
que cantan canciones de muerte
en el balcón de la nostalgia.
Perdón por intentar que esta palabra
sea por fin árbol que enraice
pozo con agua
lejía de luz para sombras pertinaces
frontera que concede el pasaporte a la paz.

Perdón,
sí,
perdonarse y perdonar
los inevitables errores de estar vivo
para vivir por fin sin temor a equivocarse


5 comentarios:

  1. Ando algo opaco y perezoso... se admiten sugerencias de foto y banda sonora. Perdonen las molestias...

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  2. Las sombras del pasado a veces aparecen escondidas, al acecho de nuestros movimientos, vigilantes.
    Desde aquí te mando un fuerte soplido para que se esfumen y no regresen nunca más. Es hora de vivir, como bien dices, sin temor.
    Creo que Lady Jones debería ayudarte a completar esta nueva entrada, en su blog se le daba de maravilla encontrar las fotos y la música adecuada para cada entrada.
    Lady, anímate que el Capi está perezoso.
    Un beso para todos ¿Dónde está Noe?? Se le echa de menos!!!!

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  3. Nunca debería haber nada que perdonar. Yo prefiero más la palabra aceptación. No resignación, Januman, sinó aceptación, un vestido que siempre va con zapatos de perdón.
    Un abrazo.

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  4. ¿Y qué pasa si nos equivocamos otra vez y cometemos los mismos errores, Mr.?

    No nos enseñaron a perdonarnos a nosotros mismos, pero tampoco nos han enseñado a hacer miles de cosas que hacemos a diario y las hacemos (Ahora podría poner voz y sonido de fondo a lo tacañona y decir: por veinte céntimos de Euro, cosas que hemos aprendido a hacer y que no nos ha enseñado nadie, ¡UN, DOS, TRES, Tiempo! jajajaj. Y fijo saldrían un montón).

    Es difícil perdonarse a uno mismo cuando uno está aún en el camino de aceptarse, pero qué bueno es ser consciente de cada paso que damos, de cada batalla que tenemos aún por luchar, aunque sea contra nosotros mismos; ¡y qué bueno que tengamos música para acompañar!

    Propongo The Unforgiven de Metallica.

    Un beso buhardillero y muchas sonrisas llenas de ternura para los viajeros errantes (de errar).

    LADY JONES

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  5. Me ha encantado lo de viajeros errentes (por errar). Bueno, a ver si me explico: la tarde en que escribí esta entrada estaba un poco obtuso y puse el piloto automático, dejando fluir las palabras sin pretención concreta. Llevaba un tiempo dándole vueltas al daño que nos hacemos y hacemos por nuestros errores y al perdón como proceso de comprender y transcender las deudas que acumulamos, tanto a favor como en contra, pues entiendo que la paz, la serenidad que anhelo y busco implica borrar nuestros libros de cuentas.

    Eso no implica renunciar a equivocarse. Puede que el mayor error sea refugiarse en lo previsto para evitar la posibilidad de meter la pata. Por eso me encanta lo de "errantes", porque implica movimiento y el movimiento elegir destino y elegir destino es renunciar a otros viajes y, al final, la vida es una opción permanente y la muerte la cesación de la capacidad de elegir y, por tanto, de equivocarse.

    Bueno, no me enrrollo más, que me alegra seguiros leyendo, gozar de vuestra visita, que dseo lo mejor tb a quinenes nos visitan y callan, y que barra libre en nuestra terraza de primavera

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